En ràfega creemos que un abanico es mucho más que un accesorio: es tradición, belleza y funcionalidad en una sola pieza. Por eso hemos abierto nuestro taller al mundo de la personalización, ofreciendo una experiencia única tanto para empresas como para quienes buscan un detalle especial para un evento.
Un abanico personalizado es un regalo que sorprende, emociona y se conserva en el tiempo. Ideal para bodas, celebraciones o como obsequio corporativo, cada pieza se convierte en un recuerdo inolvidable cargado de identidad.
¿Cómo funcionamos?
En ràfega no hablamos de simples encargos: nos gusta pensar en cada proyecto como una colaboración. Trabajamos mano a mano contigo para diseñar piezas que reflejan tu esencia y, al mismo tiempo, mantengan la calidad y estilo que caracterizan a nuestra marca. El tiempo que trabajemos juntos, nos gusta pensarnos como un equipo que aporta ideas y se atreve a crear productos únicos, elegantes y funcionales.
El mínimo de unidades para este servicio es de 50 y puedes escoger diferentes modelos:
Desde 50 unidades: a partir de este número mínimo, ofrecemos el grabado en madera con tu logotipo o símbolo. Junto a él, también estará nuestra firma, como garantía de calidad y autenticidad.
Desde 100 unidades: si buscas un resultado aún más exclusivo, podemos personalizar también el país, es decir, la tela del abanico. Esto incluye ilustraciones, colores corporativos o un diseño único que conecte con tu marca o evento.
Es importante que sepas que nuestros abanicos son hechos a mano y por eso mismo su elaboración tarda. Para poder crear y entregar tu pedido en perfectas condiciones, necesitamos al menos dos meses de antelación.
Sabemos que no todas las personas trabajan de esta misma manera, pero te aseguramos que en la mirada de la colaboración, además de aprendizajes, encontramos alianzas duraderas
Si estás planeando un gran evento o quieres sorprender con un detalle lleno de tradición y estilo, escríbenos a nuestro correo electrónico hola@rafega.com o visita nuestro apartado de venta al por mayor.
En ràfega, convertimos cada abanico en una historia compartida.
