Además de cumplir con su función de refrescar, el abanico también ha sido, desde tiempos inmemorables, un medio de comunicación y prestigio.
Cuando la libertad de las mujeres fue anulada o restringida en el siglo XIX y XX, el abanico se convirtió en su voz y una herramienta de liberación del deseo. Con audacia, las mujeres lograron que los movimientos y su colocación tuviesen un significado, y el coqueteo o flirteo fuese posible.
Aunque la tecnología y los nuevos tiempos lo han desplazado, en ràfega creemos que estas viejas costumbres hay que retomarlas y darles un toque de modernidad. Sí, nos gusta el coqueteo y más cuando es en vivo en y en directo.
Si tienes uno de nuestros abanicos, aquí te dejamos 9 significados para que los pongas en práctica:
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Abanicarse rápidamente: ¡te amo con locura!
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Abanicarse lentamente: tengo pareja y, honestamente, me eres indiferente.
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Cerrar despacio el abanico: ¡Sí!
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Cerrar rápido el abanico: No.
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Si se levanta el cabello o el flequillo: No te puedo sacar de mi cabeza.
- Cubrirse el rostro: ¡Cuidado! Nos vigilan…
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Contar las varillas: quiero hablar contigo.
- Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios: me puedes besar.
- Deslizar el abanico sobre la oreja derecha: No le digas esto a nadie.