Los abanicos han sido históricamente más que simples herramientas para refrescarse: son piezas de arte, símbolos culturales y accesorios de moda.
A lo largo de los siglos, distintas culturas han dado vida a una variedad de estilos de abanicos, alineados con sus creencias y necesidades. Gracias a ello hemos podido descubrir decenas de características únicas, además de múltiples y fascinantes usos.
Aunque hay una riqueza enorme en los estilos de abanico, también es cierto que este producto ha conservado su sencilla composición dividida en dos partes: la baraja y el país. La baraja es la base compuesta de varillas y el país es el papel o la tela que se pega al varillaje. Entremos en detalles.
La función de la varilla es darle la base de movimiento al abanico y al mismo tiempo sostener el país. Hay varillas maestras o guardas que son las exteriores del abanico. Son más gruesas y robustas que las demás y protegen al abanico cuando está cerrado. Allí ponemos el grabado de nuestra marca y también el sello AEA, que certifica que nuestros abanicos están hechos en España.
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Luego están las varillas interiores que están dentro del abanico, generalmente hechas de madera, plástico, metal o marfil. Sirven como estructura para sostener el país.
En ràfega, nos preocupamos por que la varilla sea la protagonista de nuestros abanicos. Como ya lo hemos mencionado, utilizamos principalmente dos tipos de madera: mongoy, conocida por su flexibilidad, durabilidad y belleza, y la de palosanto, que tiende a ser densa y dura, lo que la hace muy resistente y, por tanto, más costosa.
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Sobre estas maderas, en algunos diseños también hemos podido plasmar grabados que demuestran la alta calidad de nuestra madera y el excelente trabajo artesanal de ráfega.
Por otro lado, está el país, cuya función es ser la membrana protectora que recubre las varillas. Está compuesto por un tejido que puede ser piel, encaje, seda, papel o tela, y usualmente es donde muchas culturas han desplegado su creatividad a través de pinturas y estampados.
Para ràfega, el país también es importante y por eso elegimos colores que puedan servir para diferentes ocasiones y se ajusten también a la personalidad y los gustos de cada cliente, sin perder su elegancia.
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En la parte de abajo está el clavillo, que funge como punto central donde todas las varillas están unidas en la base del abanico. Suele estar reforzado con un pequeño clavo o remache (el clavillo) que permite que las varillas giren para abrir y cerrar el abanico.
En la parte del clavillo, en ràfega hemos decidido agregar una anilla que funcione no solo para que las personas puedan agregar accesorios y decoren su abanico, sino también para que, con la ayuda de un aro, puedan colgarlos en sus bolsos o pantalones.
Sabemos que el abanico es un producto que necesita de cuidado y que a veces puede estropearse si lo metemos en un bolso. También entendemos que pueden ser grandes y que si queremos llevarlos siempre con nosotras tenemos que usarlos como accesorio, como se hace con los llaveros o las bufandas.
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