Existen abanicos de todo tipo: grandes, pequeños, vistosos, de seda o de varillajes numerosos. En fin, la lista es eterna. Pero si quieres saber cuáles son los mejores, sólo debes preguntar por su origen, es decir, quién y cómo se hacen. De su fabricación depende su calidad y también, por qué no decirlo, su durabilidad.
Aunque cada día hay una mayor variedad e innovación en el sector abaniquero, hay una verdad ineludible: los mejores abanicos son los artesanales, los hechos con paciencia y respeto por la tradición.
¿Cómo saber si un abanico es artesanal? La primera pregunta que debes hacer es si el abanico fue hecho a mano, sin utilización de maquinaria ni automatizaciones.
Si bien estamos en un mundo industrializado y la gran mayoría de productos se hacen a gran escala, también existen fábricas que siguen trabajando con los mejores artesanos y artesanas, quienes, con calma y cuidado, crean y tallan cada una de las piezas del abanico.
Si compras los abanicos de ràfega, te darás cuenta de que ni su madera ni decoración son perfectamente uniformes, lo que refleja la mano del artesano o la artesana. Estamos convencidos de que cada abanico es una obra de arte y somos conscientes de que, gracias a la familias valencianas que las fabrican, cada uno de nuestros clientes se lleva una pieza única e irrepetible.
Usualmente, estas familias dueñas de las fábricas cuentan con una enorme tradición a cuestas. Generación tras generación, se han encargado de compartir su conocimiento y perfeccionar las técnicas para que los abanicos artesanales sigan estando a la vanguardia sin perder su calidad.
Si crees que estos consejos son insuficientes, también puedes asegurarte de que el abanico es artesanal si tiene el sello AEA (Abanico Artesano Español) grabado en la parte exterior del varillaje, lo que garantiza su autenticidad.
No olvides que los mejores abanicos, los artesanales, suelen tener un precio más alto. En ràfega no nos avergonzamos de ello, porque sabemos que detrás de cada producto hay un enorme esfuerzo, tiempo, dedicación y tradición que deben ser recompensados.